Cuando moría en el kilómetro 14, cuando no encontraba sentido a lo que estaba haciendo, cuando la altura estaba comenzando a pasar factura a mi cuerpo, a lo lejos escuché tu voz gritando a los 4 vientos "Gordo, Te Amo" y estabas ahí embarcada en el taxi con Andrés, movilizándote hasta la meta para esperarme orgullosa. Me inyectaste toda la energía que necesitaba en el momento justo para retomar el objetivo y llegar a la Mitad del Mundo. Ni los dos últimos kilómetros que fueron de pura subida detuvieron a este León indomable. Llegué y se me salieron las lágrimas, no lo podía creer, nuevamente lo había logrado.
Me haces llorar!!! eres un idiota... Felicitaciones por esa esposa que te acompaña y sueña contigo.. un abrazo.. Karla
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