Río Verde aparecía, mi voz de aliento gritaba a los 4 vientos para motivarme pero parecía que ya no estaba dando resultado. Al final recurrimos al ultimo recurso: llorar. Lo hicimos casi durante 10 minutos mientras seguía pedaleando, necesitaba encontrar con suma urgencia inspiración. Mis ojos se humedecieron bastante, pero después de probar de todo y llegar al limite del cansancio volvió las ganas de luchar y mi bandera de "nada me detiene"
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