En Guayaquil el 6 de octubre a las 5 de la madrugada se corría la Novena Maratón por la ciudad. Para esta ocasión existirían dos categorías mas como la de 21 y 10 kilómetros. Nos animamos por la media maratón, según datos proporcionados por los organizadores en total participaron alrededor de 1000 atletas. Mi hermano Emilio correría por primera vez esta distancia y fue así que los primeros 10k los hicimos juntos en un tiempo de 58:27, mi ciudad aun abrazada por la noche nos acogía por la 9 de Octubre, por la avenida del Malecón, por el túnel del Cerro Santa Ana y demás avenidas llenas de ilusionados deportistas que trataban de ganarle al sol. Mi hermano Andres llagaba a la meta en la distancia de 10k siendo su segunda participación oficial.
Llegaba el tiempo de poner mayor velocidad, el objetivo para esta competencia era de llegar a la meta por debajo de las 2 horas. La hidratacion era vital, el clima comenzaba hacerse presente. Un momento sublime de inspiración pura fue pasar dos veces por el monumental de Barcelona, el equipo de mis amores. Disfrutamos de cada kilómetro, de cada paso, de cada paisaje, de cada aliento de los amigos, no aflojamos el ritmo, la respiración era profunda, los números en mi cabeza cada vez que veía el cronometro eran inevitables. Estábamos a pocos minutos de la meta, la emoción cada vez era mayor porque el objetivo se estaba cumpliendo. El cronometro paro en 1:57:07 (tiempo extraoficial) y mis brazos levantados apuntando al cielo en agradecimiento de todo. Luego llegaría Emilio y el resto de la historia es solo felicidad...
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